Un gran banquete literario
«Partimos de unos cuantos platos que sabíamos que debían estar, como las codornices en sarcófago de El festín de Babette de Isak Dinesen, la carne de vaca a la gelatina de Proust o los tomates verdes fritos de Fannie Flagg», explica Vias Mahou, traductora del francés y el alemán, algo que, reconoce, ha pesado en la selección de obras. Este es un menú personal de gustos literarios y gastronómicos en el que Vias y Casariego se explayan como anfitriones. Ahí radica la originalidad de esta obra, que acerca libros y autores cuya fama puede intimidar, así como recetas —todas para principales— bastante elaboradas. Y si en el plano literario ofrecen sin acartonamiento ni pedantería la información necesaria para explicar quién es el autor, de qué trata su novela y cómo aparece esa comida, en el gastronómico proponen acompañamientos, dan consejos para hacer que la receta resulte más económica y muestran el mismo desenfado ilustrado.